y una tormenta que acuchillaba el cielo y devoraba la calma.
Me incorporé de inmediato quizás soñando embriagada…
Hija, ¿te ocurre algo?Me quedé un instante atenta, esperando oír tu voz
o tus pasos de puntilla deslizarse hasta mi cama,
Y con el ánimo triste, mirando la oscuridad,
me froté un poco los ojos, bostecé.
Lo he soñado.
Y en esa semipenumbra de vacío que existe en la soledad,
percibí tu presencia tan cercana,
tu rostro, tu risa, tus besos,
que suspiré hondamente, sonriendo,
y entornando los ojos, relajada,
me volví a dormir en paz.
Maite García Romero
percibí tu presencia tan cercana,
tu rostro, tu risa, tus besos,
que suspiré hondamente, sonriendo,
y entornando los ojos, relajada,
me volví a dormir en paz.
Maite García Romero
Octubre de 1998