¡Ah!... Por fin termina el relato de mi infierno
y renace mi alma roída por el llanto.
y me hacen dormitar en la nube del olvido.
El sol crepuscular de mi pasado ha muerto.
Ya puedo caminar entre los sauces dorados del deseo
mientras mi risa festiva religa con el viento.
¡Ah! Por fin dejo atrás un frío y largo invierno.
Me sacudo el polvo de la sumisión. ¡Soy libre!
Se acabaron mis ansiedades.
Mi soledad está siendo ahora compartida.
¡Chsss! ¡No me llames! ¡No digas nada!
Estoy bien.
Ya no maldigo a la vida.
Ni siquiera siento ya el dolor de una traición.
He pasado la última página de un libro deplorable.
¡Déjame!
Maite García Romero.
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